Los refranes son frases tan sencillas, algunas hasta jocosas, es decir, resultan tan informales que cuesta creer que se trate de algo serio, y frecuentemente se toman como un juego de palabras graciosas, no obstante, al analizar el contenido de los mismos, nos podemos percatar de que se trata muchas veces de argumentos con bastante criterio.
Basta con que visite esta guía de refranes, en donde exponen diversos de ellos y además su respectivo significado, aunque lo hacen también de una forma sencilla para el lector, deja esa sensación reflexiva que suelen causar estas particulares frases.
De lo sencillo a lo profundo
Los refranes nos dejan una gran enseñanza en sí mismos, nos demuestran que para dar una lección no se necesita de palabras rebuscas, complicadas, técnicas, sino más bien, que sean fáciles de procesar, que sean efectivas transmitiendo el mensaje, que con poco se diga mucho.
Son tan eficaces, que una vez que se comprende alguno, queda en la memoria del individuo y apenas lo relaciona con algo, intuitivamente sale a la luz. Es algo casi innato, a veces hasta escuchamos a los niños repetir alguno, y al preguntarles dónde lo aprendieron, ni saben cómo ocurrió. Lo cierto es que con el paso del tiempo, nos vamos nutriendo de tales dichos, y vamos almacenando más y más en nuestra mente.
Aunque no les damos mucha importante, deberíamos hacerlo, y más aún seguir esos sabios consejos que encierran varios de ellos. Aprovechar esa estructura tan digerible que tienen, para educar a nuestros hijos, por ejemplo, “a la mala costumbre quebrarle la pierna”, seguramente se asustarán si lo toman literalmente, pero al explicarles sabrán que no se admitirán costumbres inapropiadas y que las consecuencias serán severas.
Cuando se les observe una actitud sospechosa, tan solo con enunciarlo nuevamente será como un recordatorio de toda esa advertencia que se les dio durante la explicación, así que se ahorrarán las palabras, pero siempre se les podrá recalcar el mensaje con solo repetir una y otra vez dicho refrán.
También se les puede orientar sobre su elección de amistades diciendo: “A buen amigo buen abrigo”. Explicarles la importancia de este tipo de relación, cómo las personas con las que nos rodeamos pueden ser para bien o para mal y está en la decisión de cada quien escoger.
En fin los refranes, a pesar de ser tan sencillos, pueden ser de gran utilidad.